La búsqueda de soluciones al cambio climático recuerda a la tragedia de los comunes, donde los vecinos se benefician de bienes compartidos, como una zona de pasto o una balsa de riego, pero su sobreexplotación acaba por degradar el recurso compartido. Ante una situación que perjudica al conjunto –emisiones de gases de efecto invernadero fuera de control–, los actores implicados no son capaces de acceder a posiciones de consenso que garanticen el bien común, esto es, limitar el calentamiento climático por debajo de 2 ℃.