En 2019, neurocientíficos y médicos de la Universidad de Yale (Estados Unidos) lograron recuperar parte de las funciones del cerebro de un cerdo que había sido sacrificado cuatro horas antes en un matadero. Ahora, ese mismo grupo ha repetido el logro, pero en todos los órganos vitales de varios cerdos que llevaban una hora muertos. La investigación, recién publicada en Nature, se ha apoyado en un complejo sistema de inyección de una especie de supersangre sintética que revirtió la muerte celular. Este avance abre un nuevo camino para el trasplante de órganos, pero suscita nuevas preguntas sobre el momento de la muerte.