La atleta paralímpica Adiaratou Iglesias no ve las líneas de las pistas por las que corre ni tampoco la de meta. Apenas tiene un 10% de visión a raíz del albinismo, pero compite y gana, incluso a atletas sin discapacidad. La velocista que huyó de Mali a España por ser albina, ganó una medalla de oro en los 100 metros y otra plata en los 400 en los últimos Juegos Paralímpicos Tokio 2020.
Me resulta muy difícil explicar cómo veo porque siempre he visto así. Cuando me pongo en los tacos y salgo, veo las dos líneas laterales de la pista en los tres primeros metros. A partir de ellos, ya no distingo las líneas y tengo que coger muchas referencias a la hora de llegar a la meta. Usamos cosas visibles para mí: la silla de los jueces, o una farola, que suele ser enorme. Y otras veces, mi entrenador se pone en la meta y me grita: “Adi, venga, mete pecho ya”, contó la velocista a Marca.