El reciclaje goza de buena salud. No hay duda. Sin embargo, hay una serie de productos que año tras año acaban en el contenedor equivocado. Son los denominados impropios, que provocan ineficiencias en el sistema, sobrecargas en el servicio de recogida, dificultan el tratamiento de residuos  y, además, suponen una pérdida de materiales reciclables que se podrían haber recuperado si se hubiesen depositado en el contenedor adecuado.