Mucho se ha escrito y hablado estos días sobre las emisiones de dióxido de azufre del volcán de La Palma. Quizás demasiado. Los expertos ya avisan que a pesar de algunos titulares alarmantes, la pluma de gases, que está a una altitud de unos 5.000 metros, no tiene efectos en la salud, salvo que estemos a proximidad del cráter del volcán. Tampoco es muy probable que provoquen lluvia ácida, o podría hacerlo de forma puntual sin resultar peligroso, según los expertos de la Agencia Estatal de Meteorología española.