Bruselas ha decidido ponerle coto al metano, el segundo gas responsable del cambio climático, por detrás del dióxido de carbono (CO₂). La Comisión Europea quiere obligar a las compañías energéticas del sector del petróleo, el gas y el carbón, responsables de un 19% de estas emisiones, a detectar y reparar cualquier fuga localizada en su red de transporte, tuberías y depósitos.
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