La movilidad de las personas es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad en estos momentos. Por un lado, la imperiosa necesidad de reducir los niveles de emisiones de CO2, de la cual los vehículos de combustión fósil son unos de los principales responsables, hace imprescindible avanzar hacía un cambio de modelo automovilístico y hacía unos parámetros de transporte limpio. Por otro, el ser humano necesita seguir trasladando personas y mercancías porque esa ha sido, desde tiempos inmemoriales, y sigue siendo una de las claves de su desarrollo. La movilidad del futuro pasa por encontrar soluciones que consigan conjugar estas necesidades.