En la historia de la evolución hay órganos o especializaciones que solo aparecen una vez y desde ahí se diversifican a partir de un solo ancestro común. Pero hay otros casos en los que surgen de forma paralela e independiente en diversos grupos. Los ojos, por ejemplo, han evolucionado al menos 65 veces a lo largo de la historia evolutiva.

La aparición de las alas es otro ejemplo, aunque no tan abundante. Hasta donde tenemos conocimiento, esta estructura ha aparecido cinco veces en la historia animal, cuatro de ellas son estructuras homólogas, es decir, que aun habiendo evolucionado de forma independiente, tienen un órgano ancestral común. Este es el caso de los cuatro grupos de vertebrados alados conocidos, y el origen de sus alas está, en el quiridio, la extremidad de los tetrápodos de la que descienden nuestros brazos.