Cada año se producen en el mundo siete millones de muertes ligadas a la exposición al aire contaminado, un asesino invisible que, pese a que no siempre deja ver sus efectos de forma inmediata, sí tiene efectos muy graves para la salud. Dice Neira que desde la OMS están muy preocupados por las enormes repercusiones que tiene en la salud de los niños y las niñas, no únicamente a nivel del sistema respiratorio, sino también en el sistema nervioso central y en el cardiovascular.
Hay que tener en cuenta que las sustancias tóxicas que están en el aire son tan pequeñas que no solamente entran en nuestro sistema respiratorio, sino que las denominadas partículas PM2,5, las más pequeñas, tienen la capacidad de entrar en todos nuestros órganos, con efectos en lo cognitivo, en el desarrollo neurológico, psicomotor, a nivel de comportamiento. Se ha demostrado que estas partículas atraviesan la barrera placentaria y pueden llegar a afectar ese sistema nervioso central en el feto que se está formando.