Una nueva y revolucionaria línea de investigación y desarrollo avanza hacia el uso de dispositivos de tamaño nanométrico para estudiar y modular la parte mecánica de las células. Los primeros de estos dispositivos nanométricos en ser diseñados impiden la división de las células mediante procesos mecánicos, y también pueden emplearse como medicamentos «mecánicos» para alterar o incluso destruir las células, lo que abre la puerta a tratamientos terapéuticos nuevos.
Históricamente, los grandes avances en el estudio del funcionamiento de las células se han logrado mediante fármacos químicos, lo que ha supuesto un gran desarrollo de medicamentos para tratar enfermedades. Durante las últimas décadas, la comunidad científica ha constatado que, para que las células funcionen correctamente, la parte mecánica (física) es tan importante como la química.