Marte es hoy un planeta inhóspito con una atmósfera más de cien veces más fina que la de la Tierra, unas condiciones difícilmente compatibles con la existencia de vida. Sin embargo, en otro tiempo el planeta rojo tuvo una atmósfera cálida y húmeda y contaba con una capa gaseosa que lo protegía de los vientos solares y que propiciaba la temperatura necesaria para mantener el agua líquida. ¿Cómo acabó convirtiéndose en el desierto yermo y frío que es hoy? Según la NASA, la culpa es del viento solar, que “desgarró” gradualmente la atmósfera marciana hasta acabar con ella.
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