La activista ugandesa por el clima Vanessa Nakate (Kampala, Uganda, 1997) no es ajena a las reuniones de alto nivel en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Acaba de ser nombrada Embajadora de Buena Voluntad por Unicef. Y, sin embargo, solo hace unos años que ella y varios de sus hermanos empezaron a protestar pidiendo lo que ellos denominan “justicia climática”.
Para su último proyecto en su país natal, Uganda, está instalando paneles solares y cocinas ecológicas en 27 escuelas. Todo un éxito, admite la joven con una sonrisa, desde detrás de su ordenador portátil en Kampala.