El problema es que las cosas no son tan sencillas
, y las estimaciones tampoco son fáciles de realizar. A menudo olvidamos que en la Tierra somos muchas personas, y que todas nuestras decisiones activan otras largas cadenas de decisiones que previamente no habían tenido lugar.
Los estudios sobre los efectos de la adopción del vegetarianismo en las emisiones de gases de efecto invernadero ofrecen cifras muy dispares. Esta revisión sistemática, por ejemplo, sugiere que si todas las personas de los países desarrollados dejaran de comer carne solo reducirían, de media, un 4,3 % las emisiones.