Ni naves voladoras ni teletransporte. El futuro de la movilidad dista mucho de lo que se presenta en las películas. Sin embargo, la realidad puede superar a la ficción en cuanto a sostenibilidad. El cambio de modelo del transporte apuesta por combustibles limpios, electricidad procedente de fuentes renovables y, en definitiva, una movilidad sostenible, innovadora e inteligente.
Uno de los mayores retos medioambientales a los que nos enfrentamos hoy es la movilidad. El transporte sigue siendo responsable del 24 % de las emisiones directas de CO2 de la quema de combustibles, según la Agencia Internacional de Energía (IEA). Los vehículos de carretera representan casi las tres cuartas partes de las emisiones de CO2 del transporte, y las emisiones de la aviación y el transporte marítimo continúan aumentando.