Mejorar en la gestión de los residuos y avanzar en sostenibilidad y economía circular son condiciones imprescindibles para que la sociedad del mañana no esté hipotecada por los errores de hoy.

Si alguna vez se ha preguntado hasta qué punto es importante la sostenibilidad en el futuro de nuestra sociedad, la respuesta tiene dos caras: la física y la metafísica, porque “no podemos subsistir como especie sin los recursos mínimos necesarios para nuestra supervivencia. No se trata solo de garantizar que hoy haya “pan para todos”, sino de hacerlo sin hipotecar el futuro de las próximas generaciones”, sostiene Anna Bajo, directora de Sostenibilidad de ESIC. Quizá, en muchas ocasiones, haya oído incluso hablar de la economía circular, pero no alcance a vislumbrar hasta qué punto impacta en nuestra vida familiar, social y profesional. Pero ambas, sostenibilidad y circularidad, son ejes irrenunciables para no agotar los limitados recursos de los que disponemos.

“De momento, la solución más avanzada es la de tratar de exprimir al máximo los recursos existentes, minimizando las necesidades de material, optimizando su uso y consumo, reutilizando materiales a través del reciclaje y alargando su vida útil”, añade Bajo. Todo ello está relacionado con la economía circular, intrínsecamente unida a la sostenibilidad y a desafíos tan acuciantes como la adecuada gestión de unos residuos que como sociedades seguimos produciendo a un ritmo inasumible por el planeta. Se trata de un problema que, hoy, ofrece escenarios tan dantescos como los que pueden observarse a diario incluso en destinos turísticos como la caribeña isla de Curaçao, donde la acumulación de plásticos representa no solo una amenaza para la salud pública, sino también para el medio ambiente y la vida de muchas especies. Un desafío al que se enfrenta una pequeña empresa social con insuficientes recursos, Green Phenix, en un proyecto que, con la ayuda de la Fundación TUI Care, pretende potenciar la gestión de estos residuos, la sostenibilidad y la economía circular en la isla.

Pero la sostenibilidad no es solo medioambiental, sino que ha de abarcar muchos otros ámbitos, como el social. Lo que comenzó como una iniciativa en el patio de la casa de Betendse se convirtió, poco a poco, en un paraguas que hoy alberga a ocho trabajadores y 24 personas que participan en el programa Work & Learn [trabaja y aprende], una iniciativa desarrollada en colaboración con el ministerio de Trabajo y Políticas Sociales de Curaçao con el que ayudan a que parados de larga duración, en exclusión social, con discapacidad o con dificultades de aprendizaje desarrollen sus habilidades y puedan, al cabo de un año, incorporarse al mercado laboral. 

Desarrollar la economía circular depende de muchos actores: administraciones públicas, empresas, organismos independientes y de investigación... y, por supuesto, de los consumidores, porque, sin su implicación, es imposible desarrollarla en toda su complejidad. “El rol de los consumidores es clave, y por eso se necesita educarles y generar impacto en sus comportamientos y pensamientos. En sectores como el alimentario o el del comercio se está trabajando muy activamente en generar cambios de hábitos en los consumidores, porque sin ellos es imposible poner en marcha iniciativas donde ellos son precisamente el final de la cadena”